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Carta de renuncia de Rogerio Zayas Bazán
SecretarÃa de Gobernación
Privado
Habana, abril 18 de 1928.
General Gerardo Machado y Morales.
Presidente de la República
Palacio Presidencial.
Ciudad.
Distinguido amigo y Presidente:
A pesar de que un gran número de amigos, que creo que me quieren, me han aconsejado que personalmente le entregue a Usted mi renuncia del cargo de Secretario de Gobernación, conque usted me honrara en 20 de Mayo de 1925, y que pusiera como pretexto a esa renuncia el quebranto de mis intereses particulares, con el fin de que Usted no fuera a molestarse y que nuestra amistad de tantos años pudiera quebrantarse, yo he determinado escribirle esa carta, pues me parecerÃa indigno de mà tratar de engañarlo a Usted, escribiéndole con todo el respeto que me inspira nuestra vieja amistad y con todo respeto que me merece el alto cargo que Usted ocupa, pero al hacerlo quiero que Ud. tenga la plena seguridad de que nunca en mi vida pública me he sentido más tranquilo, asà como que no siento en mi alma sentimientos de violencias ni de odios.
El motivo de mi renuncia es el siguiente:
Es que estoy viendo que aquel Gobierno democrático q. yo soñara, con respeto para todas las opiniones y principalmente para el sufragio, está en peligro y no me siento con valor para hacerme solidario de su obra de Gobierno.
Usted sabe muy bien que siempre me he mostrado contrario a que se realicen actos que lo alejen a Usted del corazón del pueblo, porque entiendo que Usted puede hacer un Gobierno absolutamente honrado, pero también un gobierno democrático, a fin de que el pueblo lo mirara a Usted como el continuador de la obra de MartÃ, y de todos aquellos que lucharon por la libertad de Cuba.
Usted ha creÃdo que destruyendo a la oposición, comprando a sus Directores, usted puede gobernar al paÃs más fácilmente y no se ha querido dar cuenta que usted ha conquistado a esos Directores, pero no ha conquistado al Pueblo.
Usted, en realidad, no ha podido conquistar al Partido adversario y hecho que sus amigos y correligionarios, aunque vayan al Palacio a sometérsele, como se han sometido a todos los tiranos, pierdan la fe en Usted y prueba de ello es el fraude electoral realizado en las pasadas elecciones, que solo puede ser comparadocon aquel fraude electoral realizado en épocas de Don Tomás.
Yo he sentido por el General Menocal una profunda antipatÃa porque violó los derechos del pueblo. Jamás he recibido un solo daño de él, pero como antes le digo, he sentido esa antipatÃa, por haber violado esos derechos, pues para mà valen más las Leyes y el respeto a la voluntad popular que todos los bienes materiales que en beneficio de un paÃs puede realizar un Gobernante.
Yo pensé, y por se fue que no fui partidario del Coronel Mendieta, que usted serÃa el Gobernante recto, el Gobernante honrado, pero al mismo el Gobernante de guante blanco, que jamás pudiera dar motivo para un solo odio. Yo soñaba con que Usted serÃa idolatrado por el pueblo y admirado y querido por todos, pues aunque muchos crean lo contrario, yo no se odiar y creo que con el odio y la represalia no se consolidan la nacionalidades; pero de esto a oÃr al adversario y no permitirle a los amigos y correligionarios tengan opinión, hay un abismo.
Usted ha creÃdo que suprimiendo la libertad de la prensa, no permitiendo que fiscalicen sus actos, podÃa gobernar más fácilmente y ese ha sido el error más grande los Gobernantes que la Historia nos señala como más funestos para su patria.
No importa que Usted, realice una obra constructiva, ni que Usted atienda a la Agricultura, ni que fomente la riqueza pública y ni que Usted llene de prestigios temporalmente a la Patria en el extranjero, si usted a cambio de todo eso mata la libertad, porque los bienes materiales desaparecen en los pueblos y luego cuando Usted deje de existir, (que ojalá dure muchos años) quedará siempre el recuerdo de que Usted fue un enemigo de la libertad, que usted fue un tirano, y yo que lo he querido a Usted tanto; que no se si tanto como a mi padre, me siento entristecido, pensando que la Historia llegue a juzgarlo como tirano.
Fui contrario a la prórroga porque ella establecÃa un fatal precedente. Creà en aquella época, que su reelección el paÃs la recibÃa con gusto y el Partido Liberal se prestaba a ella con entusiasmo. No me quiso usted entonces oÃr, y para demostrarle mi cariño entrañable defendà la reforma constitucional, y por consiguiente la prórroga, y como argumento empleé que Usted que era un hombre de honor no podÃa quebrantar sus juramentos hechos ante los Centros de Veteranos, Logias Masónicas, y ante casi el cadáver de su padre. ¿Qué podÃa decirle yo ahora al pueblo cuando ya se habla, hasta de nuevas reformas a la constitución cuando usted cumpla su nuevo perÃodo?
Usted siempre admiró en mÃ, y se encargó de propalarlo por toda la República, mi pureza de principios, mi sinceridad y mi honradez, y cree usted que serÃa yo un hombre honrado si al dirigirme al pueblo a sabienda lo engañara?
Con tal de que Usted no nos llevara a una situación de fuerza y violencias, y digo esto, porque he sabido que Sargentos del Ejército espÃan mis pasos y los de mis amigos. SI Usted le jura al paÃs que Rogerio Zayas Bazán conspira contra Usted, nadie lo creerÃa, pues en todos los momentos no he hecho más que ensalzarlo y me morirÃa antes que confesar mi equivocación.
Con fé ciega defendà su causa cuando era pocos, muy pocos los que creÃan viable su candidatura. Yo todo lo di por usted y todo lo expuse por usted y mi más grande satisfacción hubiera sido que usted fuera el Presidente demócrata y querido de todos, como yo soñaba.
Muchas veces yo le he aconsejado que consulte libremente a sus verdadero amigos, que no se deje guiar por los que le adulan y q. mañana cuando Usted abandone su cargo serán los primeros en negarle su concurso, y entonces yo le demostraré a Usted que lo he querido, que lo sigo queriendo y que solamente lo he aconsejado porque he recogido los latidos del pueblo, para trasmitÃrselos a Usted, para que ellos sean los que inspiren todos sus actos.
Ojalá yo esté equivocado, ojalá no tenga que lamentarse algún dÃa de no haber oÃdo mis consejos, pues yo sinceramente prefiero equivocarme a que Cuba sufra las consecuencias que trae todo Gobierno tirano.
Quiero terminar esta carta haciéndole presente que es mi propósito retirarme a reconstruir mi hacienda, a llevar la tranquilidad a mi espÃritu y a hacer votos porque el Ser Supremo lo ilumine a Ud. y no llegue a ser su Gobierno, Gobierno de luto y dolor.
De usted con toda consideración y afecto,
Rogerio Zayas Bazán
CortesÃa de Eduardo Zayas Bazán
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