La historia de los brigadistas olvidados

LUISA YANEZ

Cinco décadas atrás, el trato pareció justo.

Estados Unidos dio a Cuba medicinas y alimentos por valor de $53 millones a cambio de la libertad de los combatientes de la Brigada 2506 que languidecieron en la cárcel durante 20 meses después de su captura en la fallida invasión de Bahía de Cochinos.

Mientras que fotografías y titulares de primera página reproducían las llorosas reunificaciones familiares en Miami, luego de su puesta en libertad en la Nochebuena de 1962, nueve brigadistas permanecieron encerrados en las prisiones cubanas.

Los hombres se llaman a sí mismos los “Brigadistas Olvidados”. Ellos fueron ignorados porque, al ser capturados, ocultaron su afiliación con la brigada invasora a las autoridades cubanas y fueron excluidos de las negociaciones que ganaron la liberación de los demás.

Pero en el momento en que la comunidad exiliada conmemora el 50 aniversario de la invasión de Bahía de Cochinos, los nueve olvidados quieren que se conozca su historia.

“Todos estamos poniéndonos viejos, y pronto no quedará ninguno de nosotros para contar la historia de lo que nos pasó”, dijo Enrique Casuso Pérez, de 72 años, uno de los nueve. “Los que pasamos por esta experiencia debemos hacer que incluyan nuestra historia en la historia oficial de Bahía de Cochinos antes de que se olvide por completo”.

Los otros ocho brigadistas olvidados son: Emilio Martínez, de 75 años, Santiago Morales Díaz, de 69, Eduardo Ojeda Camaraza, de 85, Jorge Gutiérrez Izaguirre, de 75, Rafael García Rubio, de 74, Miguel Orozco Crespo, de 74, Pedro Vera Ortiz, de 77, y Manuel Reyes García, quien murió el año pasado a los 74.

A pesar de la omisión histórica del papel que ellos jugaron, cinco de los nueve entrevistados dijeron no arrepentirse de nada y están contentos de haber participado en el fallido intento de liberar a Cuba de Castro, aun cuando la experiencia les costó muy caro a nivel personal.

“Por mi país, yo volvería a hacerlo otra vez”, dijo Martínez, enjugándose las lagrimas.

La mayoría de los nueve tiene planes de asistir este fin de semana al festival Cuba Nostalgia, donde un espacio de exposición auspiciado por Navarro Pharmacy, El Nuevo Herald y The Miami Herald rinde homenaje a todos los veteranos de la Brigada 2506.

Los Brigadistas Olvidados pasaron hasta 18 años más tras las rejas. Ellos simplemente se sumaron a los horrores del encarcelamiento que sufre un preso político típico en Cuba: palizas, abuso emocional y temporadas de hambruna.

“Me acuerdo del día que los demás brigadistas fueron puestos en libertad y enviados a Miami”, dijo Gutiérrez, actualmente vicepresidente de la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos y quien fuera soltado en 1979 como parte de otra publicitada liberación negociada de presos políticos cubanos. “Yo estaba orgulloso de ellos, y contento por ellos. No hubo celos ni rencor cuando ellos se fueron. Lo único que yo no sabía es que iba a pasar tanto tiempo en la cárcel”.

Los Brigadistas Olvidados tenían algo en común que cambió su destino: ellos habían estado entre los primeros hombres del exilio que se inscribieron para formar parte de un plan para mediados de la década de 1960 -supuestamente respaldado por el gobierno de Estados Unidos- para derrocar a Castro.

Su misión no era llegar a la playa con los batallones invasores, sino estar ya dentro de Cuba llevando a cabo acciones para desestabilizar al gobierno.

El primer infiltrado en llegar a Cuba fue Ojeda. “Yo entré a Cuba como una persona cualquiera que había visitado Estados Unidos y estaba regresando a la isla”, dijo Ojeda.

Los otros se infiltraron en barcos que salieron de noche de los Cayos de la Florida.

“La idea era que, cuando llegara la invasión, las fuerzas anticastristas dentro de Cuba se rebelarían y se unirían a la invasión. Nosotros estábamos allí para ayudar en ese esfuerzo”, dijo Martínez, quien había salido de Cuba de luna de miel pero que en realidad planeaba unirse a los esfuerzos de la invasión.

Uno a uno, antes y después de la invasión, los nueve acabaron siendo capturados, algunos detectados, denunciados por otros o atrapados con sus radios “espías”.

Para cuando el equipo invasor de 1,500 hombres llegó a Bahía de Cochinos en la madrugada del 17 de abril de 1961, la mayoría de los Brigadistas Olvidados habían sido capturados. Ellos tuvieron noticias de la invasión ya en la cárcel o en el hospital, y guardaron silencio por miedo de ser llevados ante el pelotón de fusilamiento, lo cual había sido el destino de algunos de los brigadistas capturados que fueron considerados como espías por el gobierno de Castro.

En las semanas que siguieron a la invasión, fueron iniciadas tensas negociaciones por la liberación de los 1,113 combatientes capturados inicialmente. Las negociaciones fueron encabezadas por una mujer cubana llamada Berta Barreto, quien ayudó a formar el Comité de Familias Cubanas.

El esfuerzo atrajo la atención de la ex primera dama Eleanor Roosevelt, el presentador de televisión Ed Sullivan y el actor Desi Arnaz.

Cuando las liberaciones comenzaron en diciembre de 1962, los nueve olvidados quedaron detrás.

Años después, dijeron varios, funcionarios cubanos obtuvieron al parecer una lista completa de los brigadistas y los confrontaron en la cárcel para averiguar su verdadero papel en la invasión. Para entonces, ya no tenía importancia. El esfuerzo había fracasado. Ellos fueron puestos en libertad y se les permitió salir de su patria.

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