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Estábamos sentados, algunos de nosotros en el portal con la puerta cerrada y otros en la sala. Como a las 9 y 10 de la mañana, los señores Andrés Noriega, ideólogo del Partido Comunista de Cuba (PCC), uno cuyo alias es "Chicuá", otro llamado Arsenio, también del PCC, penetraron en mi vivienda junto con Chamizo, el jefe de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) del municipio. Ellos penetraron violentamente al portal y a mi madre, que se encontraba sentada allí frente a la puerta, que tiene antecedentes de tres infartos y ha sido operada siete veces además de la columna vertebral, en muy mal estado que casi está inválida, la proyectaron contra el piso y contra las sillas que estaban en el portal.
Luego, entraron a la vivienda, rompieron violentamente el retrato de José Martí, rompieron la estatua de Cristo Crucificado, rompieron los pensamientos de Martí, arrebataron la bandera cubana, y nosotros agarramos la bandera cubana por un extremo y ellos por el otro, penetraron casi hasta los cuartos. Logramos quitarles la bandera, ellos nos tiraron golpes con palos por encima de la bandera porque iban armados de palos. Entonces mi hermano, Juan Francisco Sigler, que estaba citado para la policía con vistas a que no se diera el acto del ayuno, un ayuno cristiano, un ayuno bíblico, pacifista, mi hermano llegó en ese momento y cuando se agachó a recoger los pedazos del retrato de Martí, el ideólogo del PCC, Andrés Noriega le dio con un palo por la cabeza haciéndole una herida y cayó casi desmayado en el piso.
Yo en ese momento salgo rápidamente a recoger a mi hermano y me da entonces un palazo que me fracturó una costilla y me lesiona dos más. Acto seguido los hijos de Juan Francisco Sigler, que se nombran Guilibert y Ulises, de 23 y 24 años, brincan la baranda del portal para socorrer a su padre, a su abuela y a mí, y entonces Andrés Noriega, Chamizo, Chicuá, y Arsenio, y otros, los atacan a golpes con los palos, y la Carmen Gusmelis, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), también los golpea con un palo. A los dos muchachos los apalearon por todas partes, piñazos, patadas, a los dos.
Mi hermano en el piso, tinto en sangre e inconsciente.
Llega en ese momento mi hermana de 31 años de edad. Ella es anestesista del Hospital de Jovellanos, y trata de levantar a mi mamá del piso y Carmen Gusmelis (la de la FMC) le da palos por las manos, por la cabeza, a mi hermana. También a la esposa de Juan Francisco Sigler, que sale gritando al portal que eso es un abuso, que son unos asesinos, a ella la apalearon también, le dieron palos, la de la FMC le dio palos por todas partes, cabeza, manos.
Al fin logro levantar a mi hermano del piso, lo subo sobre una silla y yo me siento en otra y le pasaba la mano por el rostro ensangrentado y se las enseñaba al pueblo que se había aglomerado, unas 400 ó 500 personas, para demostrarles el atropello de que éramos objeto.
Mientras la turba terrorista estaba repartiéndole palos a mi familia, el presidente del Poder Popular, Ciro Lamoya, que representa al gobierno en esta localidad, observaba toda la agresión sin decir nada en contra, él es cómplice de ese acto terrorista. También estaba Ovidio Avila, funcionario del PCC; Flora Herrera, funcionaria del PCC, y Guillermo Montenegro, que es el director de Comercio y Gastronomía. En total nos agredieron unas 25 personas.
Por su parte, el pueblo estaba en silencio, atemorizado, horrorizado. Muchas personas de la población lloraban al ver la sangre que corría por el suelo.
Nosotros gritábamos "viva la democracia", "vivan los derechos humanos", "abajo el terrorismo", "fascistas, nazistas, hitlerianos", "asesinos".
Pero la turba prosiguió su ataque, penetró en la casa, le dieron golpe a todos los presentes, nos dieron palos a todos. En ese momento, la policía estaba allí, y ningún policía hizo nada para detener semejante salvajismo.
Más tarde la policía nos arrestó a todos nosotros, a la familia completa, a los agredidos. Nos llevaron para la Unidad Policial de Jovellanos.
El jefe de la policía, nombrado Rojas, y el jefe de la Seguridad del Estado (DSE), que dice nombrarse Braulio, penetraron en mi vivienda y van hasta el baño y sacan a Juan Rogelio González, que estaba orinando, lo sacan a la fuerza y se lo llevan también. Mi esposa le pregunta a ellos por qué violan el domicilio si no tienen una orden de registro. Ellos entonces responden: "A los contrarrevolucionarios se les hace así".
Mi madre decía que le dolía el corazón, que estaba enferma, y el presidente de los CDR, Chamizo, le gritó: "Si le va a dar que le dé, que se muera la vieja, que se mueran todos los gusanos". Por su parte Andrés Noriega, ideólogo del PCC, nos amenazó de muerte. Nos gritó: "Cuando los coja en la calle los voy a matar".
El pueblo de Pedro Betancourt es testigo de este acto terrorista de las turbas castristas.
Quiero decir que hemos suspendido el ayuno por el estado de salud en que se encuentra actualmente mi madre, ella ahora está en cama prácticamente inconsciente. Debido a esto decidimos aguantar momentáneamente el ayuno.
Pero que el mundo sepa que no es porque nosotros hayamos dado un paso atrás, no cederemos ni un milímetro. Vamos a continuar, quieran los comunistas o no quieran, defendiendo los derechos humanos. Es un derecho nuestro pedir libertad para los presos políticos, porque ésos son arrestos arbitrarios del gobierno de Cuba que día a día arremete contra sus opositores que defienden los derechos del pueblo. Hoy en Cuba se ha convertido en un delito defender los derechos humanos, el gobierno lo ha convertido en un delito, se ha convertido en un delito hasta decir vivan los derechos humanos, se ha convertido en un delito decir viva la democracia, para ellos, para el gobierno de Castro eso es un delito, y nosotros vamos a continuar quieran o no quieran. Miguel Sigler Amaya, de Pedro Betancourt, Matanzas, lo dice al mundo, vamos a seguir aunque nos maten. Ellos dijeron que nos iban a matar, y aquí está la familia Sigler Amaya para que la maten, el mundo entero tiene que conocer de este atropello.
FIN
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