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Hoy leí su artículo sobre la masacre del remolcador 13 de Marzo y mi sentido de justicia y admiración por un suramericano que escribió un artículo sobre el tema hace unos días me obliga a escribirle. En el artículo hay una comparación entre los hechos del 13 de Marzo y la odisea de los seis balseros que fueron maltratados en vísperas del día de la independencia de USA.
En un mundo tan hostil hacia el Cubano es refrescante hallar gente extranjera con buen corazón y conocimiento de la causa cubana. El Sr.Corzo que escribió dicho artículo tiene tanta cubanía o más que muchos de los que estamos en el exilio.
Aquí esta el artículo que el Sr. Corzo escribió en el board de Argentina (él es peruano).
A las 3 de la madrugada, 72 personas --hombres, mujeres y niños-- abordo del viejo remolcador "13 de Marzo", se hicieron a la mar en el puerto de La Habana tratando de escapar los horrores de la opresión tiránica en su propia tierra y hallar la anhelada democracia y libertad en los Estados Unidos.
Pocos minutos después de zarpar, el remolcador fue perseguido por dos embarcaciones del gobierno. Después de 45 minutos de viaje y a unas siete millas de las costas de Cuba -- en un lugar denominado "La Poceta"-- otras dos embarcaciones del gobierno, equipadas con tanques y mangueras, atacaron el vetusto remolcador. Una de las naves se colocó delante del remolcador para impedir su avance y la otra embistió furiosamente por detrás, causando que el viejo buque se partiera en dos. Según la narrativa de un sobreviviente, "Un barco grande, pintado de verde, acaba de arremeter furiosamente contra el remolcador. Las madres están apretando a sus hijos, los hijos tragando el agua del mar y tropezando todos contra las paredes del barco. El torrente impetuoso de aguas los arrastra violentamente."
Las otras dos lanchas se colocaron a ambos lados del remolcador y lanzaron fuertes chorros de agua a los pasajeros que se encontraban en la cubierta, incluyendo mujeres y niños Unas treinta personas quedaron atrapadas en la bodega. Los que lograron salir a la superficie vieron las potentes naves girar a su alrededor a alta velocidad, tratando de hundir el remolcador. Se mantuvieron haciendo remolinos durante cuarenta minutos. Era evidente que tenían el propósito de no dejar sobreviviente alguno Pese a las súplicas de las víctimas para que cesara el ataque, el remolcador "13 de Marzo" fue hundido. Alguien describió la horrenda escena. "La proa del remolcador '13 de de Marzo' se proyecta verticalmente en el mar negro y tenebroso. El resto del barco ya se encuentra sumergido. En su interior, se ahogan las personas en turbulento desorden por el agua que penetra a chorros. En medio del desastre resaltan los gritos desgarradores de quienes han permanecido atrapados al quedar inutilizada la puerta del cuarto de máquinas".
Atrapados en la vieja estructura se precipitaron a los abismos del mar 41 personas, de las cuales diez eran menores de edad, y 31 sobrevivieron la tragedia.
Oficiales abordo de lanchas torpederas del Servicio Cubano de Guardacostas habían observado, inmóviles y silenciosos, el cobarde ataque pero no trataron de impedirlo. Sin embargo, apenas notaron la presencia de un barco de bandera Griega que se dirigía a la bahía de La Habana, personal del Servicio Cubano de Guardacostas --con la intención de encubrir la masacre-- procedió con las maniobras de rescate de los 31 sobrevivientes, quienes a duras penas se podían mantener a flote en las agitadas aguas. Las mujeres y niños que fueron rescatados fueron enviados a sus domicilios. Los hombres fueron trasladados a Villa Maristas, la sede de la Dirección de Seguridad del Estado. Allí permanecieron 20 días, tras los que les impusieron prisión domiciliaria.
Durante las primeras horas de la tarde, seis jóvenes Cubanos --en una pequeña y frágil embarcación a remos-- se aproximan a las costas de estas tierras de democracia, justicia y libertad. Emaciados, exhaustos, deshidratados, sedientos y hambrientos, acaban de arriesgar sus vidas cruzando un mar traicionero en la cáscara de nuez de la que depende sus existencias. Han deambulado en la inmensa masa oceánica por tres días --en los que el sol abrasó implacablemente sus carnes consumidas y enjutas-- y tres noches sumidos en densa obscuridad, turnándose para dormir breves sueños que muchas veces pudieron ser los últimos. Con manos ampolladas y sangrantes por el furioso e incesante remar, los jóvenes se desplazan a través de la corta distancia que pondrá punto final a su titánico esfuerzo. Ya han divisado la tranquila costa en íntimo beso con aguas cristalinas y calmadas donde las gaviotas parecen sumergirse momentáneamente, como tratando de emblanquecer sus plumajes, y luego emergen para remontarse velozmente a los azules cielos en elegante vuelo.
Los mil pensamientos de tristeza y desesperación que asaltó las mentes de esos jóvenes cuando decidieron abandonar sus familias y enfrentar valientemente los peligros de una larga jornada, rumbo a tierras acogedoras, son gradualmente desplazados por la emoción intensa de estar a punto de satisfacer sus ansias de paz, orden y libertad. Ya prácticamente están tocando el suelo del país tradicionalmente conocido como el refugio del pobre, del oprimido, del perseguido... del inmigrante. Sólo falta un esfuerzo más en el que el dolor de manos hinchadas y el desfallecimiento de cuerpos sin sustento son acallados por la firme determinación de encontrar la patria adoptiva capaz de dar lo que la propia patria no pudo ofrecer: "Libertad y justicia para todos".
Sirenas ensordecedoras y frases en idioma extraño, amplificadas por altoparlantes estridentes, los sacaron de sus pensamiento, haciendo latir en vehemente pánico sus fatigados corazones. De la misma manera que los cobardes esbirros del despótico tirano atacaron el remolcador "13 de Marzo", en la patria lejana que creyeron haber dejado atrás para siempre, potentes embarcaciones del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos-- cuya misión principal es rescatar a quienes se hallen en situación precaria en el mar-- trataron de interceptar y destruir el pequeño bote de los jóvenes. Una lancha se colocó delante del bote para impedir su avance y otra se ubicó detrás. Un helicóptero de la misma agencia efectuó vuelos rasantes para crear oleaje y hundir o volcar la frágil embarcación de los seis jóvenes, quienes hacían esfuerzos desesperados para mantenerse a flote y distanciarse de las lanchas del Servicio de Guardacostas cuyo evidente propósito era capturar los ocupantes del bote, antes de que hicieran contacto con tierras "americanas", y enviarlos de vuelta al país donde, sin duda alguna, serían víctimas de encarcelamiento, torturas y hasta atentados contra sus vidas.
En un día que se recordará como una página negra en la historia de los Estados Unidos en general y en la del Servicio de Guardacostas en particular, millones de personas presenciaron con horror --gracias a canales de televisión cuyas cámaras registraron minuto a minuto tan bochornoso e inhumano hecho-- cómo los oficiales del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos --con métodos similares a los usados contra el remolcador "13 de Marzo" en Cuba-- utilizaron mangueras para lanzar fuertes chorros de agua a presión contra los muchachos. Tan vergonzosa conducta llegó al extremo cuando se usó rociadores de pimienta, para causarles irritación y ceguera momentánea.
Dos de ellos se lanzaron al mar y nadaron desesperadamente hasta la orilla, donde la policía los acorraló, como si se tratara de animales salvajes. Luego fueron lanzados violentamente sobre la arena y esposados como criminales, ante la consternación de una multitud enardecida que se congregó en la playa para protestar el abuso por parte de dos instituciones oficiales cuyo honor ha sido mancillado para siempre.
Continuando con el estrecho paralelo entre lo ocurrido durante el hundimiento del remolcador "13 de Marzo" en Cuba y lo que ocurrió hace un par de días en estas tierras de libertad, los seis sobrevivientes de esta odisea fueron enviados a un centro de detención.
El Servicio de Guardacostas --y los oficiales de policía que maltrataron a los exilados-- están bajo investigación. Los dispositivos que regulan las órdenes de captura y repatriación están siendo revisados a fin de aclarar qué es exactamente lo que constituye "pisar tierras americanas" y, por tanto, tener derecho a ser acogido en este país. En el caso de los muchachos, ellos estaban técnicamente en territorio estadounidense pero con los pies en el bote, no en tierra firme, un argumento totalmente ridículo y sin fundamento jurídico con el que se pretende justificar la peor violación en público de los derechos humanos.
De tan horrendo incidente se desprenden dos conceptos, uno jocoso y otro muy grave. Los seis jóvenes --marineros improvisados, con una cáscara de nuez por embarcación-- demostraron tener más efectividad y destreza en maniobras navales que los oficiales del Servicio de Guardacostas, pese a su alta preparación académica y equipo sofisticado. En la parte seria --y ante la evidente crueldad desplegada por el Servicio de Guardacostas y la policía, pese a la presencia de testigos y cámaras de televisión-- se puede asumir con certeza que los llamados "balseros", al igual que los Mejicanos que cruzan la frontera, son víctimas de abusos físicos inimaginables por parte de las autoridades, cuando no existen testigos que protesten ni cámaras que registren los hechos.
Gracias al clamor público --ciudadanos de muchos países latinoamericanos levantaron su voz de protesta-- y a enérgicas demandas por parte de alcaldes de algunas ciudades en la Florida, representantes ante el congreso y otras figuras políticas prominentes, los seis jóvenes fueron rápidamente liberados y se les otorgó los documentos necesarios para permanecer legalmente en este país.
Algún día, esos muchachos se casarán y sus hijos --Norteamericanos por nacimiento-- irán a una de las muchas guerras en las que esta nación interviene, para defender hasta el último sacrificio el país mismo donde sus padres llegaron un día y fueron maltratados por acariciar sueños de justicia y libertad.
Anoche vi, desde la distancia, la enorme y majestuosa Estatua de la Libertad. No pude acercarme lo suficiente como para releer el hermoso poema de Emma Lazarus "Dame tu gente cansada, tus pobres, tus desamparados, tus densas masas de gente ansiosa de libertad..." pero me parece haber notado que sus ojos estaban húmedos y que la luz de su antorcha brillaba con más fulgor ...
FIN
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