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ALBERTO GRAU SIERRA


Nací en diciembre de 1942, y en el año 1959 era un estudiante e iba a ingresar en la Universidad de La Habana. Mi ilusión era convertirme en un especialista en ciencias agropecuarias para llevar a Cuba proyectos de los países desarrollados tales como Canadá, Holanda, Bélgica etc. y desarrollar el agro. Lo que me movió a estar contra el régimen fue que consideré y no me equivoqué que Fidel Castro había traicionado los postulados de todos los que habían luchado a través de la historia de Cuba para convertir a Cuba en una verdadera democracia. Y entonces me sentí traicionado como ser humano, y simplemente creí que la única forma de dar al traste con la situación imperante era dar muerte a Castro.

Era muy joven, y cada vez que presenté un proyecto, me dijeron que había que esperar. Caí preso en septiembre de 1961 por conspiración. Fui liberado junto a mí y padre y hermano, gracias a las gestiones del Dr. Ramón Grau San Martín y demás. Pero aquello se estaba haciendo insoportable y en el 1964 caí preso definitivamente por atentado a Castro.

Habíamos preparado un atentado que se iba a producir el día 5 de septiembre de 1964 en el estadio Latino-Americano (estadio del Cerro). Fuimos delatados por uno del grupo que iba a participar en el atentado, que lo comentó con un primo y en el momento que lo estaba comentando con el primo, había un amigo de ese primo, que era hermano de un oficial de la Contra Inteligencia de Castro. Se sabe perfectamente quién fue la persona, aunque no conozco al oficial ni al amigo del primo que hizo este comentario que nos delató.

Nos juzgaron en la causa 479 de 1964 y me condenaron dos años después. Esto se debió a que mi abogado Francisco Condo me visitó el sábado siguiente. Durante la visita del abogado, nos dijo que yo estaba vivo gracias a mi novia que estaba sacando el carnet de visita, y ella y mi hermana Mary vieron cuando nos bajaban a golpes y se enteraron de lo que pasaba. Ellas corrieron a 5ta y 14 a casa de Grau San Martín, le dijeron a Polita lo que estaba pasando, y ésta inmediatamente fue a la Embajada de Méjico y vio al Embajador Gilberto Bosque, y le comunicó que nos iban a fusilar. Por las acciones tomadas y a que durante estos dos años estuvieron visitando al Dr. Grau San Martín los comandantes Muñoz y Carralero los cuales lo visitaban tres veces semanales, sus intenciones eran chantajear al Dr. Grau, tratando de sacarle información. Otro que influyó en salvarnos la vida fue el Conde de Castel del Barco. ¿Quién era el Conde de Castel del Barco? El Conde, era Embajador en Cuba y Méjico de la Isla de Malta o sea de la Orden de Malta. El visitaba la casa del Dr. Grau y le informaba lo que quería Castro. El Conde se burlaba constantemente de Castro, y le decía a Grau que Castro le estaba pidiendo (cada vez que salía de pesca con Castro y Monseñor Zaqui, el Nuncio Apostólico de Cuba) 500 millones de empréstito de la Fíat (porque el Conde era el representante de la Fíat en Cuba y Méjico) para renovar todo el parque de los centrales azucareros. El Conde le pidió a Castro que no nos fusilaran y Fidel Castro le dijo que iba a estudiar el asunto, y ese estudio llevó dos años. Mientras tanto los comandantes seguían visitando a Grau tratando de chantajearlo. A mi me dijeron en la Seguridad del Estado, Abraham y Pantoja, que Grau era el autor intelectual del atentado, cosa que yo negué.

Y cuando Grau tuvo en sus manos la comunicación de Díaz Ordaz, Presidente de Méjico que no iba a haber fusilamiento, debido a que Méjico y varios países de Europa habían intercedido (entre ellos España, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Alemania Italia ... ) y después que se formó la plataforma Grau expulsó de su casa a los dos chantajeadores Comandantes Muñoz y Carralero diciéndoles: "largo de mi casa. Basta ya de chantaje." Al día siguiente Castro dijo por radio: "Y aquellos que se han puesto a jugar con atentaditos a figuras de la Revolución, emparentados con políticos que le robaron al erario público dinero del pueblo, y no están dispuestos a devolver al pueblo el dinero robado, que vayan a sacar aroma (marabú) a Isla de Pinos."

Nos juzgaron, y me condenaron a 25 años de trabajos forzosos y nos mandaron con una cordillera para Isla de Pinos. Llegamos a la Isla de Pinos en 1966. Pero debo decir algo sobre la Cabaña donde pasamos casi dos años (19 septiembre de 1964 hasta el 20 de mayo de 1966), en este tiempo escuché ochocientos y tantos fusilamientos, muchos de ellos sacados de la propia Cabaña. Los sacaban de las galeras, los juzgaban y de allí para el paredón de fusilamiento, allí lo escuchábamos todo, "Viva Cristo Rey, Viva Cuba Libre, Abajo el Comunismo... "así como las órdenes del pelotón, el tiro de gracia. Muchas veces las descargas eran abiertas. Aquello era un caos, pues muchas veces antes de fusilar algunos de aquellos que eran o habían sido oficiales rebeldes, les hablaban a los miembros del pelotón y a su jefe, y muchos no disparaban. También se que los que participaban en los pelotones de fusilamiento salían de allí para una clínica especial y los trataban sicológica y siquiátricamente. Porque estos pelotones de fusilamiento se constituían de muchas formas. Un ejemplo: hubo una época que cogían el pelotón de retén de Managua, lo subían a un camión y lo llevaban a la Cabaña a fusilar. En otra época en cada estación de policía le decían al capitán que escogiera un hombre que estuviera equilibrado, y entonces venía un camión por las estaciones de policía y los recogía llevándolos a fusilar. Hubo otra época (fue la más usada) en que le mandaban un sobre a los oficiales de la Seguridad del Estado con orden de abrir el sobre a tal hora, y dentro había otro sobre en el que le decían: preséntese en tal punto, de allí los llevaban para la Cabaña a fusilar. De esa manera creo que pasaron a toda la Seguridad del Estado. 0 sea involucraron a la mayor parte de los miembros de la Seguridad del Estado, así como a otros miles de hombres, a los que comprometieron con todos estos fusilamientos -asesinatos. También supimos que cada vez que se fusilaba, la mayoría de los que participaban en estos fusilamientos sufrían de shock, y quedaban muy mal, sobre todo si el fusilado se comportaba como un hombre, como sucedió en el 99 por ciento de los casos a mi entender.

En una ocasión, recuerdo una anécdota, a mi me llevaron al lado de la capilla para fusilados, entonces me llevaban a interrogatorios. Allí se formaba un teatro, un oficial en un camastro, uno te miraba y observaba y no hablaba, etc. ... y otro haciendo preguntas si la comida era buena, ¿estás haciendo pesas? ¿estás de vacaciones? etc. Con cinismo tratando de obtener cierta información, hasta que sonaba el cañonazo de las 9:00 P.M., pues a esa hora comenzaban los fusilamientos. Entonces me decían ¡Arriba Alberto! yo les contestaba. "Arriba vamos". No porque fuera guapo, y me decían ¿tu sabes donde vamos?; yo les decía: si yo se donde vamos. ¿A dónde vamos? Al paredón de fusilamiento".

Me decían ¿quién te lo dijo? Esto es así. ¿Y no te vas a negar?, ¡Negarme! ¿a qué? ¿Pero tu no te vas a negar? Negarme a qué; para que me lleven entre dos con cuerda arrastrándome ... No chico yo te voy a demostrar como muere un hombre. ¡Oh tu eres guapo! No, yo simplemente soy, uno de esos, de los que están allá y los que ya pasaron por el paredón de fusilamiento, que Uds. saben perfectamente que murieron como hombres. Yo los escucho diciendo: "Viva Cristo Rey. Abajo el comunismo ..." De cierta forma me lo tenían que reconocer. Yo recuerdo un caso muy peculiar el Profesor Aurelio Martínez Ferro, él trabajaba en Casablanca, el era físico-matemático del Observatorio Nacional de Casablanca y también era profesor de matemáticas y física en la Academia Naval del Mariel. El logró según sus declaraciones en los tribunales y la Seguridad del Estado, mi me consta y me lo dijeron una serie de oficiales, Llaneras, Costa y otros de la Marina de Guerra, que él había logrado sacarles información a ellos, quienes estaban en activo. Yo creo y estoy convencido que muchos les dieron esa información que era para Servicios de Inteligencia norteamericanos. El dijo en el juicio textualmente: "Todos ellos son inocentes, yo fui su profesor, soy mas viejo que ellos, por supuesto el diablo sabe más por viejo que por diablo, y les saqué información a todos ellos sin que ellos se dieran cuenta que se la sacaba. Todos son inocentes, el único culpable ante Uds. soy yo. No me arrepiento de nada, les he hecho un daño tremendo, daño irreparable y voy al paredón, muerto de risa". El no comía casi nada, y era muy meticuloso para comer, y yo como sabía que si no me fusilaban iba a pasar muchos años, me comía aquellos platos de guanina, que era como una lenteja que sabía a tierra, y como el no comía nada me daba su plato. Ese día ninguno de los oficiales juzgado, quería comer, aunque les trajeron un pan con tortilla durante la celebración del juicio, pues no podían comer, no porque le faltara coraje, sino simplemente, porque sabían que aquel hombre director de ellos no tenía salvación. Y él comió dos o tres panes con tortilla, para darles ánimos a todos ellos.

Antes de salir para el juicio, recuerdo que llamaron por el micrófono, como siempre lo hacían. Se preparó como si fuera para una fiesta. Si Martí lo hubiera escrito, diría se preparó para una fiesta, o algo así. Aurelio Martínez Ferro, era soltero y vivía con una hermana, y su preocupación era que tenía más de 20 perros y que su hermana pudiera salir de Cuba con todos los perros. El primer día que nosotros nos conocimos, fue en el botiquín de la Cabaña. Nos hicimos amigo. Me dio la mano y me dijo: "Mi nombre es Aurelio Martínez Ferro" le dije: "el mío es Alberto Grau Sierra". Me preguntó: ¿te fusilan o no? "le dije yo creo que sí", "y dijo él a mí me van a fusilar". Yo dormía en la última hamaca de arriba y él, debajo de mí, y ese día que él fue para el juicio, yo se la armé, teniendo la certeza de que no iba a regresar, y arreglé la mía. Comencé a rezar el rosario. Las 9, el cañonazo lo fusilaron inmediatamente. Aquello fue terrible, un estupendo amigo mío. Un hombre que nunca lo vi con miedo. Ese día cuando iba para el juicio, le dijeron los chistosos de la galera, lo que hicieron también para levantarle el ánimo, porque nos reíamos unos de los otros, en el buen sentido de la palabra. "Profesor, deje los espejuelos que se lo van a romper a balazos", el dijo, no, no, para que Uds. lo quieren, si le sirviera a alguno yo se lo dejaba, pero yo quiero ver bien a mis victimarios, yo quiero verlos bien.

Nosotros nos fastidiábamos, él me hacia caricaturas, yo se la hacia a él. En un papel nos dibujábamos, en el cementerio, él dibujaba una lápida, y ponía E.P.D. aquí Aurelio Martínez Ferro. El me decía a mi, yo no soy creyente, pero yo sé que tu crees y eres católico, yo no soy creyente, pero, por si las moscas, cuando me fusilen reza por mi, reza por mi alma. Y también decía, yo no soy creyente, pero me gustaría ser un monje Cartujo, y vivir en el monasterio de la gran Cartuja, y dedicarme a la investigación y nadie me moleste en el monasterio. Me gustaría ser un monje Cartujo. El era tremendo, me hablaba de los primeros satélites que enviaban al espacio. Era un hombre de una sensibilidad tremenda, muy valiente y se ganó allí el respeto y la admiración de todos.

De la Cabaña también me recuerdo de las requisas brutales, y como con cabillas daban tremenda golpiza por la cabeza a los presos. Yo que por mis estudios sabía lo que eran los traumas por golpe, nunca pense que los seres humanos pudieran resistir tantos golpes con tales armas y patadas, propinadas por aquellos militares por la cabeza, espalda etc. Yo creo que allí estaba la mano de Dios. Cuando nos ponían dos mil y pico de hombres desnudo contra la pared y que no se podía mirar hacia atrás y nos golpeaban, se ponían en los techos las mujeres miembros de la Seguridad del Estado a gritarnos. A los pocos días de estar en la Cabaña, yo tuve un shock bastante fuerte con relación a una persona que creía amiga mía. En 1959, entre lo que estaban en el colegio de mi padre, se encontraban los hijos del Capitán Chávez, del Ejército Rebelde, a su esposa que era teniente, le decían Mimi. Se hicieron amigos de nosotros, y el Capitán Chávez se negó participar en los tribunales revolucionarios y dijo que él no fusilaba, porque el estaba destinado a la Cabaña. 0 sea, que en el 59, el se negó a fusilar, y se lo decía a mi padre, "yo no fusilo a nadie. Yo combato, al igual que el Comandante Víctor Mora, quien también se lo dijo a mi padre.

Pero pasó el tiempo, y unos día (unos 4 o 5 días) antes de caer preso, voy caminando por Marianao con un amigo mío y mi hermano, oigo que me dicen Albertico, miro y era Mimi vestida con un traje sastre (no militar), con su hermano que también era militar, pero que estaba vestido de traje de civil, y los dos niños. Me saludaron y preguntaron por la familia, indagaron si ya estaba en el Servicio Militar Obligatorio. le dije "yo no estoy dispuesto a eso". Me respondió mira vas a fastidiar a tu familia. Mira "todos sabemos que tú no estás con el gobierno", y me dice, "ven a mi casa, (se había mudado y vivía atrás de Sears), para que veas la imagen de la Caridad del Cobre que tengo, yo soy muy, creyente ... "Me proyectó la imagen de que no estaba con el gobierno. Caigo preso, y a los pocos días, una requisa brutal y escucho la jauría allá arriba de las mujeres militares. Y dentro de estas voces, escucho una voz, y me dije: yo conozco esa voz, y me lleno de coraje y miro hacia atrás, y veo que era la famosa teniente Mimi vestida de verde olivo. Se lo dije a mi hermana Mary en la primera visita que tuve, y ella me dijo que Mimi era la jefe de requisa allá afuera. 0 sea, no sé que cama me estaba preparando en la calle antes caer preso. Mimi le preguntó a mi hermana, ¿qué tu haces aquí Mary?. Mary le contestó, "vinimos a ver a mi hermano".

Los recuerdos de la Cabaña con sus fusilamientos son horribles. Las requisas brutales, el hacinamiento de 300 personas en una galera, donde había 40 ó 50 camastros, donde no cabíamos acostados en el suelo. Cuando teníamos que ir al servicio sanitario", que era un hueco en el suelo, teníamos que ir tratando de no pisar la gente que estaba durmiendo, la chinche y el calor asfixiante, el agua que nos repartían. Un jarrito por la mañana y otro por la tarde. Esa era el agua que te daban durante todo el día, y con esa agua tenías que beber, lavarte la boca, bañarte etc. La comida en mal estado casi siempre, con vísceras que estaban podridas. En resumidas cuentas, esto y la brutalidad de los militares, era una cosa asfixiante Doble maya para ver a la familia, y ver como la madres, hijos, hijas, novias, hermanas y padres ... se agarraban a las mallas tratando de acariciarte.

Cuando llegamos a Isla de Pinos, ya yo había decidido junto con mi hermano, no trabajar en el plan de trabajo. Al llegar allí, trataron de convencernos mis compañeros de causa, entre ellos Angel Pardo Mazorra, que es mi hermano en el espíritu y en la lucha. Gracias a que estuvimos más de dos meses sin trabajar porque no había zapatos, y en ese tiempo nos convencieron mis compañeros, (pero mira como nos convencieron). Utilizaron el truco de que nosotros no queríamos trabajar, por que éramos unos bitongos y teníamos miedo a enfrentarnos con el campo y el machete, y por ahí nos tocaron el amor propio. Y dije: "yo no tengo miedo al trabajo". Y gracias a eso es que estamos vivos.

Con respecto a las violaciones de mujeres etc., hay que decir que desde el 59, fue creado un equipo de hombres cuya misión era seducir a las esposas, hijas, hermanas y damas familiares de los militares que fueron detenidos en 1959. Esta hermana Grace. Gracias que ella me decía a mi todo desde niña. Un día en la Cabaña, ella me dijo que conoció a un muchacho que lo veía todos los días en la guagua, donde le daba el asiento, y me dice: "él es igual que Uds.". Se pela bajito, no está peludo como los demás, usa espejuelos, parece una persona adulta y dice que está estudiando ingeniería y que le gustaba escribir novela". Su confesión me hizo recordar al Dr. Marcelino Feal, este me había dicho que las esposas, hermanas e hijas del preso tenían fijación con el preso, y que si encontraban en la calle una persona así, ellas se mostraban interesadas por esa persona. Yo puse en guardia a mi hermana. A la otra visita vino y me dijo que yo tenía razón y me explicó: El muchacho de nuevo se sentó al lado mío, y al verme una prenda, que fijándose, bien se veía que era un crucifijo, me dijo Grace ¿esto es un crucifijo? le note en la cara que estaba contrariado, le dije ¿te molesta? Me contestó; No no. Le dije: "Si te molesta y ya sé quien eres. Tú me estas halagando me dices cosas y te hace pasar por no sé que, pero tu eres eso, tú eres todo lo contrario Me levanté, trató de tomarme por una mano y lo rechacé. Yo sé quien era. Era uno de esos casos. Gracias a Dios que la muchacha estaba alertada, pero se dieron muchos casos de hijas seducidas que no vinieron con sus padres, porque fueron captadas a través del matrimonio o de otras cosas. Conozco un caso tremendo, el de Nenita Carames. Ella es de Apellido Alvarez, y fue esposa de Carames, quien fue jefe de policía. Ella cayó presa en la causa con Ramón y Polita Grau.

Un día estando ella (Gloria Alvarez) en la prisión América Libre, enclavada en la finca de Amador Odio, vino una comitiva de alto rango del Ministerio del Interior. Y esta mujer herida en lo más hondo, le gritó al Coronel Abad, jefe de Servicios y Personal del Ministerio del Interior, que iba en la delegación, Coronel, Coronel ya su hijo no puede seducir o salir con mi hija. El le había dicho en la Seguridad del Estado que su hija que era una bonita muchacha iba a salir con su hijo y talves de esas salidas iba a nacer un niño. La estaba amenazando. Ella rotundamente se negó a colaborar con ellos. Y ese día que ella histérica le gritó al Coronel que su hijo ya no podía salir con su hija, era por que el día anterior ella se ha había enterado, que el hijo del Coronel Abad se había dado un tiro con la pistola del padre. Parece que el muchacho no se encontraba bien y rechazaba de plano la revolución. Aquel Coronel bajó la cabeza y salió del lugar a todo escape. Se dieron caso que el oficial de la Seguridad del Estado le dijo a la esposa del preso. "Si se acuesta conmigo, no te fusilamos al marido. Y la mujer lo ha hecho por salvar a su esposo. Cuando algunos prisioneros en Isla de Pinos iban al pabellón conyugal derecho que tiene todo prisionero a través de la historia, hasta que Fidel Castro lo convirtió en algo excecrable, al principio del presidio político, cuando todavía no se había convertido en algo excecrable, y salian del pabellón, los oficiales y la sodadesca les decían si tu esposo no te fue suficiente puede contar conmigo, y muchas otras cosas abominables. Indiscutiblemente que todo esto destruyó a no pocos presos, pero son cosa que los presos no confiesan ni se lo comunican a los demás. La impotencia de no poder ayudar a sus esposa e hijos fue el mayor suplicio para una gran mayoría de los presospolíticos cubanos.

En Isla de Pinos, las palizas eran tremendas, recuerdo un día, nuestro bloque el doce se encontraba frente a la Dirección del Penal cortando yerba, en un terreno de pelota, porque los camiónes del bloque se habían roto, de esta forma nos sacaron con machetes sin mango, eran hiero puro. Y como era día de visita del Plan de Rehabiliatación, al entrar los familiares nos saludaban con palabras cariñosas y besos tirados al aire, nosotros respondimos con saludos similares. Recuerdo que el cabo Charon no quería que nosotros contestaramos el saludo y me dijo a mi que no lo hiciera. Yo le contesté que yo respondía el saludo de cualquiera que me saludara. Me dijo: "Rubio mañana vamos a areglar esto tu y yo", le conteste: Perfectamente. Y al otro día cuando salimos al campo por la madrugada, el cabo me hizo recordar sus amenazas, y cuando llegamos yo estaba atento y él le dijo al chofer del camión de escolta que no se fuera. Eso significaba siempre que iba haber muertos ó heridos. El camión lo utilizaban para que se llevara el cadaver o los heridos. Allí estaba un señor de edad que era teniente del Ejército Rebelde, su nombre: Antonio Fernández, (este señor se negó siendo oficial en la Cabaña, a fusilar a Sosa Blanco) entonces empezaron a golpearlo terriblemente, cada vez que se caía en el suelo, lo golpeaban aún más, esto era para hablandar a mi hermano y a mi. El era un guiñapo humano. Después comenzaron a golpear a mi hermano y recuerdo que había cuatro soldados con fusiles automáticos y uno con metralleta que se portó de lo más bien. El de piel negra, de la lucha contra bandidos del Escambray", se porto muy bien. Después lo desaparecieron. El cabo que había tenido las palabras conmigo el día anterior me decía, "Rubio lánzate, yo se que estaba desesperado por caerme encima, lanzate y los hombres con los rifles listo, pero mi hermano y yo habíamos acordado la noche anterior que no hariamos nada a no ser que nos bayonetasen.

A veces uno lo que quería era morirse, o que lo matasen. Pero soportabamos por lo que eso significaría para nuestras madres, a quien le habiamos prometidos portarnos bien para cuidar nuestras vidas. Después que desbarataron a mi hermano, fueron sobre mi, yo observaba aquel cabo histérico. Rompió el machete sobre mi, y le dijo al otro cabo, que era el jefe del cordón que le trajera otro machete, pero el cabo aludido, se negó a dárselo, esto fue un bello gesto de su parte, pero hubo otro que corrió y le trajo un machete y así siguió la fiesta. A la hora del almuerzo, todo el bloque se negó a comer y a trabajar, mi hermano y yo les obligamos a comer, aunque no teníamos deseos de hacerlo, pero teníamos que comer por una sencilla razón: el bloque se niega a comer, se sube la parada y nos caen a golpes. El bloque recibirá un ejemplo y hay un muerto o dos y nosotros no ibamos a cargar con aquello. Comimos y se nos acerca el aguatero, el aguatero era un preso que repartía el agua, en ese caso, un abogado cubano que creo se llama Luís García, de unos 50 y pico de años. Y nos dijo: El jefe del cordón, el negro que tenía la cara virada, dijo que lo que habían hecho con esos muchachos era una cobardía, y que no iba a permitir nunca más en su bloque que sacaran un hombre del cordón, que lo golpearan dentro del cordón, pero no sacarlo. A los pocos días quisieron sacar un hombre del cordón y él se negó. A partir de entonces, desapareció. El era un negro feo, pero que tenia el alma, seguro estoy, más blanca que muchos de piel blanca. También recuerdo cuando en diciembre del 66 llegó Morejón, Director del Penal de Isla de Pinos, y dijo en alta voz a todos nosotros que le iba a dar una medalla al que no se cuadre y permanezca plantado después del año nuevo. "Ya saben lo que les viene para arriba", enfatizó y empezaron a llegar los muertos, entre ellos Eddy Alvarez, Dany Crespo, y el chino Aquid. Muertos a balazos. Pero se equivocó. Y en otra ocasión dijo, en otro lugar, una palabrota: Que el que no se cuadrara le iba a .... y después se lo gritaron en una circular, tienes que meterte aquí y hacerlo, pues aquí nadie se cuadró. Morejón era un asesino empedernido y un cobarde.

A Isla de Pinos la desactivan como una prisión política por una sola razón. Ya la gente no soportaba más y la voz popular era no seguir soportando. En una ocasión en la circular no. 2, se lanzaron más de 200 hombres a la planta baja en una requisa que iban hacer la mayoría con machetes, habían logrado introducir no sé como machetes en la circular. Cuando la direción del penal vio que habían más de 200 hombres con machetes y el resto también en espera, movieron la guarnición y la retiraron. Desde aquel día, el Alto Mando del Ministerio decidió cerrar la Isla de Pinos para los prisioneros políticos. Esto lo supimos más tarde. Y desde aquel momento comenzaron a traer jovenes de la secundaria básica, del programa de la escuela al campo, y ellos comenzaron a ocupar el lugar nuestro. Después sacaron a estos muchachos y metieron presos comunes, pero a los comunes también los sacaron. Ya dejaron de atacarnos sistemáticamente y nos llevaron para Cuba. Nos repartieron en toda la Isla. A mi me llevaron a Sandino. Sandino está en una región desértica de Pinar del Río, famosa porque ahí han fabricado una ciudad que se llama Ciudad Sandino, construida con trabajo esclavo de los hombres del Escambray. Estó está en el área de Guane. En Sandino cogían a los presos le ponían una capucha y los tiraban de los autos, o los metían en el agua, o los colgaban para que hablaran. Hubo alguno que habló, otros se suicidaron, otros se cortaron las venas para suicidarse, y otros jóvenes que detuvieron por negarse al servicio militar los metieron con los comunes donde fueron violados.

El 13 de marzo del 1968, nos llevaron a los integrantes de nuestra causa para la Cabaña, donde fuimos confinados. Estuvimos hasta 1970. Cuando llegamos el 13 de marzo percibimos cierta distensión, esto se debia y se produjo cuando el cambio del Ministro del Interior de Cuba Ramíro Valdés al Dr. Sergio del Valle, y un día llego el acabado de nombrar Ministro del Interior Dr. Sergio del Valle, con Melardo Lemus, Jefe de Carceles y Prisiónes, y otros comandantes, y se abrió la puerta de nuestra galera. Sergio del Valle, miró hacia dentro y dijo: "muchachos la vida de Uds. es realmente Infrahumana". Dr. le dijo Madruga, ¿Ud. lo reconoce? y contestó él si lo reconozco. Prosiguió la conversación y se hicieron varias preguntas sobre Checoslovaquia, ¿como ve Ud. los cambios en Checoslovaquia? y dice él, "eran necesarios y creemos que se van a producir otros cambios más importante". 0 sea, en aquel momento el Señor Sergio del Valle, estaba por el cambio en Checoslovaquia y la ruptura con la Unión Soviética, porque Fidel Castro a jugado con sus hombres más allegados en estas cosas. Posteriormente le expuse ésto, a uno que estaba infiltrado, al que le decían "Doctorcito", que había sido capitán de la contra inteligencia de Castro. Y me dijo Sergio del Valle es un traidor y el que va a subir de nuevo es Ramiro Valdés, y escucha bien Grau, pronto mi jefe va a estar de nuevo y él estaba allí por político, pero trabajaba con ellos, y me dijo a mi, que él trabajaba directamente con Ramíro Valdes, o sea que estaba super claro y me dijo "Nosotros somos de la línea de Moscu, de Raúl Castro y es la que va imperar aquí, no la de Sergio del Valle y los que están jugando con revoluciónes románticas. Y entonces recuerdo palabras textuales de Sergio del Valle "No muchachos. Se van a hacer cambios, por que son necesarios". Y pregunta él, "¿Diganme quienes fueron los asesinos que cometieron los crimenes en Isla de Pinos?". Claro está, esto era un teatro, el quería que le dijeran que había sido Tarrau, que era miembro del Comité Central del Partido y era el jefe Territorial; y el jefe del penal el teniente Morejón, Mariguana, que era jefe del orden interior del penal, o sea los más relevantes. Era lo que el esperaba oír. Pero, un preso que se llama Domingo Madruga, (negro de piel, que aquel día le pusimos el honroso mote de el Canciller de la Dignidad) le dijo: "Comandante Ud. quiere que le digamos quienes cometieron los crimenes en Isla de Pinos". "Si digame", Madruga le dijo "Fidel Castro Ruz, Ramíro Valdés, y de ahí para abajo todos". Del Valle se puso pálido y dijo, "Vamos a dejar ésto", no Comandante, y "repitió vamos a dejar esto". Viró la espalda y se fue. Después, de este episodio comenzaron las grandes huelgas y por eso nos sacaron de la Cabaña y dijeron que iban a convertir la Cabaña en un museo. De allí nos trasladaron para la antigua cárcel de mujeres de Guanajay. Allí estuvimos en una odisea tremenda. Guanajay y Boniato fueron construidas en tiempos de Ramón Grau San Martín, y su constructor lo fue el padre de Pepe Pujal, un compañero preso. A mi me llego a decir el Coronel David, jefe de la Contra Inteligencia de Santiago de Cuba, (estando yo en Boniato) "Grau, estás disfrutando la labor de tu tío, porque esta prisión fue hecha por tu tío". Le contesté fantasticamente porque Ud. la va a disfrutar después de mí, dice, "Ud. Cree", le contesté "Yo estoy convencido de eso, a no ser, que Ud. muera en combate."

En Guanajay estuvimos desde 1970 al 1972, allí se produjeron varios hechos: El Vice-Primer Ministro del Interior ruso fue con una delegación y se expulsó de allí a gritos. Hasta que un día la cosa se puso tan mala, tan mala, que rodearon la prisión un fortísimo aparato militar. Ya los presos habían roto algunas puertas de las celdas. Entonces, teníamos visitas. Ellos querían desnudarnos y nosotros nos negamos. Dijeron "Bueno quédense sin vista", y así fue. Fueron tres días atronadores, hasta los pájaros se fueron y en el pueblo de Guanajay dicen que no podían dormir, por el ruido que haciamos al golpear las rejas. Fue entonces cuando rodearon la prisión con artillería de campaña, obuses, tanques y una noche se abrieron las puertas del gran patio que tenía la cárcel y empezaron a entrar tropas del Ministerio del Interior y pusieron un gran número de ametralladoras en bípodes y trípodes en el suelo apuntando para los edificios y entonces se lanzaron sobre el edificio y abrieron. Nos fueron sacando uno por uno para el salón de visita. Cuando llegamos allí, ya había una cordillera bastante grande de jaulas del Ministerio del Interior de Cárceles y Prisiónes- y de la Policía Revolucionaria y entonces nos fueron requisando y golpeando y nos fueron metiendo en las jaulas a un grupo de unos 200 hombres. Nos llevaron para la Cabaña.

Cuando llegamos a la vetusta y tétrica prisión, nos esperaban una doble hilera de bayonetas caladas (era por la madrugada recuerdo), estábamos heridos, desnudos, sin zapatos, nos fueron llevando, a punta de bayoneta. No estaban preparados para recibirnos y desocupaban los presos militares, las galeras, que una vez más sería nuestro inmediato destino. De nuevo la Cabaña se transformaba de prisión militar, en prisión política. Nos metieron en la galera 7 y 8, un grupo lo llevaron para el Morro directamente. En uno y otro lado inicióse una odisea terrible.

Querían que nos pusieramos de pies en el recuento. Días sin comer. Fue un tiempo terrible por las requisas, golpizas y vejaciones. Allí estuvimos en la Cabaña hasta el año 1975 cuando comenzaron a llegar noticias que estaban haciendo una gran prisión nueva que era electrónica, que resultó ser el Combinado del Este. Y entonces llegaron un día con un gran aparato de todos los mandos del Ministerio del Interior y nos fueron montando en jaulas y nos fueron llevando, pero muy cordialmente y hasta coroneles cargando y ayudándonos a subir a las jaulas y nos transportaron para la Habana del Este, y nos metieron allí. Por supuesto ocurrió el famoso diálogo de 1978, y nosotros nos opusimos al diálogo y confeccionamos una carta que se llamó la carta de los 138, y entonces un día empezaron a soltar otros, a los primeros y pusieron en libertad a mi hermano Francisco, quién cumplió su condena más dos años, a Pola Grau y después de una historia tremenda de horror. A Pola la sacaron de la cárcel de mujeres y la llevaron para la Seguridad del Estado, le quitaron la ropa, le quitaron todo y la metieron en una celda tapiada y entonces no tenía ni jarro para tomar agua, y para tomar agua tenía que poner las manos en la pared del tubo que bajaba del techo al tuco, entonces le dan visita mi hermana y ella vio las condiciones en que estaba Pola. Ella rapidamente llamo a Miami (y eso era lo que querian ellos) y el hijo de Pola, "Monchi" fue a Cuba inpulsado por la posibilidad de sacar a su madre, con el famoso grupo de los 78. Benes fue el que lo convenció y Monchi habló con el obispo Boza Másvidal, y Boza le dijo "Hijo mío qué te voy a decir yo, si tu crees que puedes sacar a tu madre en esta circunstancia, haz lo que tu conciencia te diga". Y fue y la sacó. Estando en La Habana del Este, nos llaman a Mongo y a mi a la Dirección del Penal y era que nos querian convencer lo oficiales que estaban con Polita allí, que querian que hicieramos un documento retractándonos de la carta de los 138 y dicen que nos montaban en el avión con Pola a los dos. Nosotros le dijimos a Monchi, no te criticamos que hayas venido, pero vete ya con tu madre que nadie te lo va a criticar, pero vete ya. Poco tiempo después nos llevaron a un grupo de 111 hombres, el 23 de julio de 1979 para Boniato, alegando que nosotros íbamos a hacer acciones contra-revolucionarias en La Habana por el 26 de julio y que ellos no iban a permitir eso y que después nos iban a regresar y eso nos costó 9 años allá en Boniato, tapiados, en condiciones infrahumanas.

En la cárcel de Boniato, nos recibieron con un alarde tremendo de fuerzas, nos tapiaron. Allí lo más terrible de todo aquello no fue los que actuaron contra nosotros, las huelgas de hambre, golpizas, sin visita, pero eso no fue lo más malo. Lo más terrible fue que tuvimos en contacto con los presos comunes. 0 sea frente a nosotros los comunes, arriba de nosotros presos comúnes, del otro lado comunes y veiamos como se violaban y mataban. Como se asesinaba, como muchachos gritaban "no me violen" y después que lo violaban los apuñaleaban. como en la celda de condenados a muerte rompían los candados y entraban y los mataban a puñaladas. Como los militares no podían meterse. Y como en una ocasión un militar que estaba dentro le pidió el arma al que estaba afuera y como este se negó, se la quitó a la fuerza. Era un AK y salió corriendo por todo el pasillo, subio y evitó que mataran a un común, ya le rompían su reja. Disparó no a matar, pero con certeros disparos, y así evitó que se cometiera el crimen. Lo abofetearon y lo sacaron de alli, porque un militar no puede hacer eso. Pero, bueno, él se comportó como un ser humano.

Allí en Boniato, yo escribí un libro y le puse por titulo La Selva Negra. El libro aún inconcluso. Vimos que la poca comida que el Ministerio del Interior mandaba para los presos entraba en el almacén por un lado y salía por el otro, pues los oficiales de la administración de allí la vendían. Como los oficiales allí vendían a prisioneros comunes los jovenes, esta venta de jóvenes a los gorilas comunes, era algo repulsivo. El sargento jefe del orden interior (no recuerdo su nombre ahora), amigo de Ramíro Valdés, tipo ex- ecrable, como el sacaba al gorila y lo paseaba por la patera. la patera era una galera de estaban los homoxesuales y le ¿decía cual tu quieres? "Este, aquel…", " Bien te lo llevo para la celda". Como los oficiales les vendían a los comunes bayonetas, puñales, alimentos, drogas, barbitúricos ... Como el Sargento jefe del orden interior, tenía vida sexual con homosexuales. Y todo esto nosotros lo denunciamos de una forma u otra. Y vino un gran juicio y juzgaron a treinta y pico oficiales y fueron condenados todos ellos delante de sus mujeres, como le sacaron los trapos sucios. El Sargento jefe de orden interior, claro era amigo de Ramíro Valdés lo expulsaron, pero inmediatamante fue destinado al Aeropuerto Antonio Maceo en Santiago de Cuba. Como los degradaron, los expulsaron algunos de ellos del Ministerio del Interior y otros fueron castigados y condenados. Aquello fue atroz, estaba podrído de arriba abajo; el director del penal era un mayor amigo de Raúl Castro, y solo fue degradado y retirado, por permitir todo esto. Este mayor se había hecho famoso en la granja de San Ramón por las golpizas a los presos y había ganado sus grados desde cabo a mayor cometiendo crimenes. En Boniato nos construyeron el famoso Boniatico. Boniatico está en el segundo edificio comenzando por la dirección, ala norte. Y el ala norte de ese edificio no. 2 le pusieron un muro por ambas partes para que nadie lo viera una malla tupida arriba. Cuando llegamos a Boniatico nos quitaron todas nuestras pertenencias y ropa y nos dieron un calzoncillo, un par botas a cada uno, una toalla, pasta de dientes y cepillo; todo esto correlativos a golpes al salir de las jaulas nos decían "tienes dos opciones si entras ahí no vas a salir con vida, si tu quieres no vas a entrar, tu sabes que vas para el plan". Allí se sufrió bastante, tal vez demasiado, allí pusieron tres brigadas especiales para atendernos, para que una vigilara la otra. Cárceles y Prisiones que era la brigada que era la que nos atendía, Seguridad del Estado y Brigada especial de la Policía. Cada una con su uniforme. A los 5 días, la Brigada Especial de la policia fue retirada. Hay que reconocer que eran muchachos jóvenes y se portaron muy bien con nosotros y no participaron en golpizas y repudiaban éstas fueron retiradas, quedaron sólo, las Brigadas de Cárceles y Prisiones y la de Seguridad del Estado.

En Boniato estuve 9 años sin visita (con excepción de los 4 ó 5 primeros meses cuando llegamos) tapiados, sin zapatos, sin salir al patio casi todo el tiempo, a oscuras en las celdas. Ejemplo, en el caso mío, yo padecí en la prisión a lo largo de 22 años de cólicos nefríticos, hematuria e infecciones. Tuvieron que llevarme al hospital por el mal estado en que estaba y debido a las protestas ... Comenzó a suavizarse el trato y a dársenos alguna asistencia médica y dental, y se percibía un tipo de cambio y empezaron a entregarnos el periódico Granma y un día leí en la primera página del Granma litotripsia extracórporea, en el hospital Hermanos Almejeira, un tratamiento muy adelantado para destruir cálculos renales a través de choques eléctricos. El profesor Larrea fue destinado a la Alemania Federal y estuvo tres años allá, y se había especializado en estos equipos. Le dije a nuestro jefe de galera, Millo, el único que estaba en el pasillo, "Millo, dile al oficial que quiero verlo, y cuando me recibió le enseñé el periódico". Le exijo que este tratamiento se me dé. Yo no puedo aguantar más. De lo contrario me declaro en huelga de hambre y sed". Me dijo que me vería al día siguiente. Y así ocurrió y allí había varios oficiales de la Seguridad del Estado, y me dijeron: ¿que Ud desea? Respondi, yo no deseo, yo quiero esto. "Me dijeron "Pero eso es en La Habana y nosotros estamos en Santiago de Cuba". Le señalé al bolsillo donde tenía bordado Seguridad del Estado", tengo entendido que es nacional, con sede en La Habana, por lo tanto la manos del Ministerio son largas, Uds. están en La Habana, el Almejeiras está en La Habana y yo exijo que se me lleve. Me dijeron, "Déme 24 horas para consultarlo con los superiores". Al otro día vino un carro y me llevaron a Santiago de Cuba, me vio un urologo, y le dije "No, esto es una farsa, y me dijo yo no se nada, solo trabajo en salud pública". Me hizo una seña y me dijo por aquí, por salud pública te vas a meter años, si tu estás dispuesto síguelo por allá". Cuando regresé les dije "las 24 horas se acaban mañana a las 4 de la tarde". Al otro día me acuerdo que abrieron las puertas para que saliéramos a comer y cuando estaba en el tuco lavándome la boca siento unas voces. Una delegación de ellos y una voz me dice Grau ¿cómo estamos? Era el Coronel David, que estaba frente a mi puerta, ¿No me quiere Saludar?. Salí y me dio la mano. Allí estaba el Mayor Chano el jefe de Seguridad Penal. "Y de lo suyo que ¿cómo sigue el riñón?" Ya vi que a lo que venían. "Ud sabe perfectamente como yo estoy, yo quiero que se me lleve a Hermanos Almejeiras y le expliqué todo. Me dice el Coronel David rayos laser. Le respondo: "choque eléctricos." digo no esto es shoque eléctricos. "Dice David, Fidel Castro dijo que era Rayos laser", le dije Fidel Castro se ha equivocado como tantas veces se ha equivocado, y si lo dijo por la televisión. Son choques eléctricos". Y una voz a mi izquierda dijo. El tiene razón. Era un coronel alto, a quien no conocía, entorchado con condecoraciones, parecía que venía de una parada militar. No me saludó, me miro simplemente a los ojos y me dije. "Este lo mandaron de La Habana para el asunto mío". Me dijeron: "Haga un memorandum". Les dije "bueno deme una pluma" y le escribí simplemente esto: Yo Alberto Grau Sierra, exijo que se me traslade a los Hermanos Almejeiras para que me apliquen la litotripsia extracorporia. El tiempo ya se acaba a las 4 de la tarde", se sonrió, el coronel David, y se la dio a Chano y le dijo, Chano, déle curso a esto, y me dijo ¿Grau deme unas horas? Me respondío, mañana y les doy noticias. Al otro día por la mañana me dijeron que recogiera mis pertenencias y me llevaron para la Seguridad del Estado y me dieron una ropa civil, había otro que estaba medio ciego, Arroyo, y nos llevaron para el aeropuerto y nos montaron en un avión. En La Habana, en una jaula nos trasladaron a la prisión de La Habana del Este. En una celda atrás junto a la que ocupamos, recluyeron a Valladares. Al otro día el Coronel Suárez, ayudante del Ministro del Interior me dijo que la revolución había cometido errores y a través de años y que me iban a dar el tratamiento que yo requería y que seria llevado a un hospital de apoyo. Se le metera en un cubículo donde habrá oficiales viviendo con Ud". le dije "yo no admito eso, yo no puedo vivir al lado de esbirros que han torturado". Me llevaron para el Camilo Cienfuegos en Miramar. De allí me llevaron al Hermanos Almejeiras y me dieron el tratamiento de Litotripsia. ¿Por qué me la dieron? Me dije "Que fuerte soy". Me fue a visitar, al hospital Carlos Manuel de Cespedes Obispo Auxiliar de la Arquidiocesis de La Habana, y me dijo textualmente "Albertico, ¿sabes porqué te trajeron para acá?, No porque sean buenos, sino porque ellos esperan que Juan Pablo IV venga a Cuba y están preparándote para entregarte al Papa". El Papa fue a Cuba, y ellos me metieron en la prisión. Y cuando mis compañeros preguntaron. Cuándo sueltan o ponen en libertad a Grau", le respondieron ese Papa no quiere venir aqui y Grau tiene que seguir preso. Esto fue a mediados de 1987, ya en el 89 cumplí mi condena de 25 años y dejé a tres hombres atrás, compañeros del presidio histórico que son Mario Chanes de Armas, Alfredo Mustelier y Ernesto Díaz Rodríguez, los tres, gracias a Dios están aquí.

En prisión le envié una carta por conducto oficial al Ministro del Interiror en la que le cumunicaba que el 4 de septiembre a las 12 de la noche comenzaría una huelga de hambre y sed si no me ponían en libertad. Cartas iguales se les había mandado a Bush, al Senador estadounidense, Cleirmon Pell, a Juan Pablo II, al Rey de España y a una serie de personalidades. El 22 de julio del 89 me llevaron a la Dirección del Penal. Allí estaban unos carros de la Sección de Intereses de los EE.UU. me hicieron una entrevista los oficiales de inmigración de los EE.UU., los miembros de la Sección de Intereses del Departamento de Estado, no hablaban, sólo tomaban notas, y los oficiales de la inmigración que eran chicanos, mujeres me calificaron de terrorista, porque yo quería matar un jefe de estado, alegando que yo no era católico y que yo estaba lleno de odio. Les dije Uds. solamente me están diciendo lo que me han dicho los oficiales de Castro, si Uds. me están calificando simplemente por el calificativo de Castro. Yo no estoy lleno de odio, soy catolico, soy creyente, y no tengo odio. "Entonces Ud. ¿no está arrepentido?" "No yo no estoy arrepentido. Un católico en defensa propia, en una guerra justa cuando es justicia, puede matar. Yo he estado inmerso en esas tres situaciones."

En este país noy hay justicia. Soy soldado de la patria y por lo tanto tengo derecho a una guerra justa en defensa de los intereses de mi nación. Así que yo tengo derecho a dar muerte al tirano de mi patria. "Entonces me dice" ¿No esta arrepentido? "No." " Pero Ud. iba a producir víctimas inocentes. Por supuesto, respondí. En toda guerra se producen víctimas inocentes" "Pero lo podía matar con mira telescópica". Mire señora, desde los UU.EE. es fácil decir esto y aquello, pero aquí hay que hacerlo con lo que se pueda". Pero no era necesario hacerlo con granadas. Mire señora, yo me iba a lanzar sobre Castro con granadas, Ud no me tiene que decir a mi como tenía que hacerlo. Después de mucha discusión les dije yo iba a morir al lanzarme contra Castro con granada e iba a producir con su muerte mi muerte". Me dijeron que yo no podía viajar a los EE.UU. "Muchas gracias". Y se acabó. Cuando salí, los oficiales de Castro me preguntaron" ¿Le dieron la visa", Uds lo han escuchado todo, Uds. saben que la imagen que Uds han proyectado en Ginebra y los documentos que Uds. han entregado a estas señoras han surtido su efecto. No me van a dar visa, pero escúchenlo bien, me van a tener que comer con papas fritas. Llego el 4 de septiembre y estando los cuatro, Mario Chanes de Armas, Alfredo Mustelier y Ernesto Diaz Rodríguez, y yo, me dicen: te ponen en libertad" les dije "No". De pronto me llama un oficial y me dice prepárece para ser conducido. Atravesé el cuerpo de guardia y allí me llevaron a un cuarto donde había dos generales y un coronel de Castro, le dijeron al oficial que me conducía que se retirara. Sientese, me senté. Me dijeron Alberto Grau Sierra, Ud. sabe que Ud. cumple su condena hoy. Les dije "si lo se desde hace 25 años". Dice el otro "El alto mando del Ministerio del Interior ha decidido ponerlo en libertad". "Me ponen en libertad porque extinguí mi condena y les comuniqué a Uds. oficialmente y comuniqu" al exterior clandestinamente, que yo cumpli mi condena." Si no soy libertado comienzo mi huelga de hambre y sed" Uds. saben yo se morir". "Bueno no vamos a discutir eso, Ud. va a ser puesto en libertad hoy, pero bajo condiciones". Les dije "¿que condiciones?" Yo no acepto ninguna. "Ud va a ser puesto en libertad y se va a ir inmediatamente". "No yo no me iré hasta que me sea posible por terceros países." "Y Ud. no puede hablar con nadie en la calle excepto con sacerdotes, diplomaticos, prisioneros políticos y familiares. Tampoco lo acepto. Yo voy hablar con quien quiera, con Uds. si lo quieren. Me levanté para irme, me ordenaron que me sentara. Las condiciones de Uds. no las acepto pero Uds. van aceptar las mías porque si no, no salgo de aquí (yo sabía que había algo ya). Cuales son sus condiciones. "Les dije voy por la calle con una mujer y si solamente alquien se mete con ella o me provoca yo voy a ripostar, y si algún oficial, patrullero etc. me pone una mano encima ya yo estoy en huelga de hambre". "Bueno, hoy se le pondrá en libertad". "Si, pero tan pronto salga voy a la Nunciatura y a la embajada de Francia para decirles que si caigo preso ya estoy muerto porque me declaro en huelga." A las 7 p.m. me pusieron en libertad y me entregaron una carta del Papa, (yo había hecho en un pedazo de sábana, una imagen, de la Virgin con el Niño y los pinté morenos como la Caridad del Cobre, y la virgen negra polaca. La carta de Juan Pablo II me ayudó. A las 7 p.m. fui libertado. 25 años de prisión politica que no quedaron atrás. Me acompañarían siempre, como mi certeza de la redención plena de la nación cubana.



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