LEOPOLDINA (POLA) GRAU ALSINA

Cuando sólo tenía quince años, murió mi padre Francisco Grau San Martín, y mi madre Paulina Alsina Fernández, mis tres hermanos y mi abuelita fuimos a vivir a casa de mi tío Ramón Grau San Martín, médico y profesor de la Universidad de La Habana. Y aún siendo tan joven observaba como se reunía periódicamente el Directorio Estudiantil en casa para conspirar y derrocar al presidente Gerardo Machado, y fue con ellos que comencé a conspirar y trabajar por la democracia en Cuba. Naturalmente que me casé con uno de los conspiradores Roberto Lago Pereda. Mi tío fue preso y le dieron la libertad por estar enfermo.

Nos fuimos todos a vivir a Miami, y cuando planeábamos ir a Chicago a una feria, Machado fue derrocado y Rubén de León y Carlos Prío en nombre del Directorio Estudiantil Universitario hicieron regresar a mi tío a Cuba, diciéndole que lo necesitaban. No estábamos contentos con el gobierno que había formado el embajador americano, Mr. Benjamín Sumner Wells.

Las clases y soldados se reunieron en Columbia para protestar por el trato que recibían de sus comandantes esta protesta recibió el apoyo del Directorio Estudiantil y así se fue desarrollando el ambiente hasta que llegó el golpe del 4 de septiembre de 1933.

En 1962 fui condenada a 30 años de prisión de los cuales cumplí 14 años, pues fui libertada cuando mi hijo y la madre de Alfredo Izaguirre, solicitaron la libertad de nosotros (el hijo de Alfredo Izaguirre, la mía y otras). Sólo deseo contar algunos datos de estos 14 años de sufrimientos. De ellos pasé meses en el G-2 de Villa Marista, después me llevaron a la Cárcel Nacional de Mujeres de Guanajay, Provincia de Pinar del Río. Allí celebramos las pascuas con un nacimiento viviente, con actos donde cantaba Emma Rodríguez y Reyna Peñate una canción donde se ridiculizaba a las milicianas. Esto nos trajo castigo por parte de las autoridades del penal, pero así y todo lo repetimos cada año.

Pasamos a Guanabacoa, La Habana, con las presas comunes y más tarde nos llevaron (50 presas) como castigo a Guanajay de nuevo, siendo este lugar la prisión de las presas comunes.

El resto de mi prisión lo pasé en la Granja América Libre, que era ó había sido la finca de Cesar Odio y Sara Odio. Ella (Sara) vivió en este lugar como dueña y más tarde como presa. De allí recuerdo muchos sufrimientos como en todos los otros lugares, y además la pelea que se originó entre nosotras y las milicianas cuando nos rompieron lo que lo que habíamos hecho para el show que teníamos planeado entre nosotras. Recuerdo que los cubos que tiramos ellas nos los devolvían y estos iban a parar contra las persianas de cristal, saltaban los cristales y así fue cuando una de las presas le dio candela a uno de los mosquiteros y gritó fuego, de esa forma se fueron las milicianas.

En otra ocasión pusimos una pancarta en nuestro pabellón de forma que se viera en la dirección del penal. Decía: "Apoyamos a nuestros hermanos presos que están en huelga de hambre en la Cabaña". La dirección del Penal América Libre nos lo mandó a quitar, pero no quisimos hacerlo, y la representante de la dirección del Penal vino tres veces insistiendo en que quitáramos la pancarta, pero nosotras nos resistimos a hacerlo hasta que se apareció con un grupo de milicianos que traían fustas de goma. Berto (que era uno de los milicianos) dijo "yo no le pego a las mujeres" y tiró la fusta al suelo. Pero los demás si comenzaron a pegarle a las presas. Recuerdo como cogieron a Clarita González, que era una compañera muy bonita, le dieron y la arrastraron por los pelos y la llevaron para el comedor donde le pegaron salvajemente. Nancy Peña fue la primera que recibió golpes. Ella (Nancy) llegaba del médico y levantó sus brazos indicando que venían los milicianos "Muchachitas" gritó. Diciendo esto los milicianos le pegaron intensamente por los pechos, los cuales le quedaron negros más de cuatro meses y creíamos que los perdía. Teresita Betanía y Gladys Suárez resultaron con los brazos rotos y Dora Delgado Soulari (Japón) con problemas en la boca, los dientes y la mandíbula.

Después del fuego a los mosquiteros, nos llevaron a las casas de las gallinas (gallineros) ponedoras que estaban en la finca de Raúl Hermida. Eramos 50 mujeres. El resto salió en libertad. Al resto que quedamos nos llevaron a una granja de presas llamada "Nuevo Amanecer." Estando allí volvieron a dar libertad a un grupo y quedamos 16 presas en ese lugar. Más tarde volvieron a dar libertad a otro grupo y quedamos solamente en ese lugar: Aracelis Rodríguez San Román, María Amelia Fernández Fiallo, Zoila Aguila (la niña del Escambray), y yo en las celdas de castigos que había sido de las presas comunes.

En otra celda más alejada guardaban a Ana Lizama Rodríguez, Miriam Ortega y Esther Campos. De allí me saco en libertad mi hijo Monchy disfrazado de dialoguero, quién iba acompañado por la madre (Bru Rivas) de Alfredo Izaguirre. Alfredo había cumplido 18 años de prisión y yo 14 años de los 30 de mi condena.

Hoy decir 14 años de prisión para muchos que no hayan pasado esto no tienen gran significado, pero para mi y para todos aquellos que hayan pasado por el presidio político cubano, cuentan como yo los años, meses, días y horas de sufrimiento pasado en esas prisiones y la vida perdida en ella. Nuestra juventud, nuestras ilusiones y el amor de nuestros seres queridos se habían perdido en ellas. Fueron 14 años de prisión que significó para mí la pérdida de 164 meses, 5,040 días o 151,200 horas de mi vida bajo el sufrimiento (agrego otra vez) que dejo grandes cicatrices en mi vida y la de mis familiares. Este dolor y la amargura de esos sufrimientos, aunque trato de olvidarlos, me persiguen, y no puedo aunque quiero olvidarlos. Que seres mas despreciables. Qué calidad humana de los que por ideología foráneas, sacrifican a sus hermanos, los maltratan, humillan, hieren, matan ... !

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