Basta de Hipocrecias

"BASTA DE HIPOCRECIAS". Un Editorial del Diario Las Americas

Lo que Ven con "Indiferencia" a Castro o lo Apoyan de Alguna Manera son Enemigos de la Libertad.

En múltiples ocasiones DIARIO LAS AMERICAS ha opinado editorialmente que políticos, gobernantes, profesores universitarios, periodistas y escritores de distintos países que en una u otra forma manifiestan simpatía o coquetean --por llamarlo así-- con la tiranía totalitaria de Fidel Castro, deberían comenzar por declararse partidarios del marxismo-leninismo y enemigos --en cualquier grado que sea-- de la libre empresa, de la democracia representativa, de los derechos individuales y de las libertades públicas. Sería dentro de la aberración ideológica un gesto de honradez.

Lo que es excesivamente repugnante es que sin declarase simpatizantes del comunismo ni mucho menos partidarios de él; sin confesar simpatía casi enfermiza a favor de la tiranía totalitaria de Fidel Castro y de todas las características personales y políticas del jefe de esa tiranía, actúen en forma favorable al funcionamiento del régimen cubano. Esa es una actitud incompatible con el decoro personal y con lo que deberían de ser las lealtades ideológicas.

El que sea comunista, que lo diga. Pero que no lo oculte con sofismas o argumentos deleznables y de grosera hipocresía. En cierto modo el que confiesa su postura comunista y su adhesión a los métodos tiránicos de Fidel Castro, puede ser condenado por su criterio político o por su actitud estimuladora de la tiranía, pero nunca podrá ser condenado por mentiroso. En algunos casos no se trata solamente de mentirosos sino de traidores, porque ocultando sus intenciones y sus simpatía a favor de la tiranía de Castro muchas personas han abierto sus conciencias y sus opiniones a quienes pueden perjudicarlos en una u otra forma por haberse declarado enemigas de Castro. Es decir, haberse declarado enemigas de Castro ante alguien que ocultaba su simpatía por él para venir después a actuar, con cualquier pretexto, con cualquier justificación, como un aliado abierto o solapado del dictador.

No se puede ser benévolo con respecto a la tragedia del pueblo cubano en el sentido de no condenar vigorosa y sostenidamente a quien es el responsable de ella, sin afrontar la responsabilidad moral y política de aprobar o alentar la existencia de un régimen que, durante casi cuarenta años, ha llevado el terror, el dolor, la miseria, la indignidad y la muerte en los paredones de fusilamiento, así como llenado las cárceles con muchos miles de ciudadanos. El que apoya todo eso o el que lo ve con calculada indiferencia debe ser calificado como un enemigo de la democracia, de la libre empresa, de los derechos humanos, del espíritu de familia y, por encima de todo, los enemigos de Dios.

FIN

EDITORIAL
Diaro de Las Américas, Agosto 14 de 1998

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