Gobernar es Distribuir

GOBERNAR ES DISTRIBUIR

Lo que pretende la doctrina auténtica es la mejor distribución de la ganancia. Del famoso decálogo de Grau, la que mejor tipifica su proyección, es aquella en que postuló: «Gobernar es distribuir».

Así lo realizó con el Diferencial Azucarero, o sea con el Decreto 30 de 1946, distribuyendo millones de pesos entre los trabajadores azucareros como una participación del sector obrero en la ganancia de la industria. Fue la medida más revolucionaria de su gobierno constitucional. También lo verificó en las ventas globales de azúcar a los E. U. con la cláusula que impuso denominada "Escalator", vinculando el salario del obrero al precio de los productos de importación de nuestra dieta, que garantizaba un alza de salario al obrero siempre en proporción al costo de la vida. Así lo realizó también con la creación del Fondo de Estabilización del Tabaco, que es una ley de coordinación tabacalera, que estableciendo un impuesto a la rueda de cigarros, impedía la caída del precio del tabaco al cosechero, garantizándole un precio remunerativo al concurrir al organismo para estatal a mantenerlo, para que el capital privado no lo disminuyera por la llamada libre competencia. También lo estableció con la llamada jornada de Verano en el comercio y al establecer en los ómnibus Aliados la jornada de seis horas con pago de ocho. Todo esto, implica distribución de ganancias, pues eran jornales que se pagaban sin trabajar.

En el Gobierno de Carlos Prío, el decreto de superproducción azucarera, también representó una distribución de ganancias al trabajador, que se le pagaron días sin trabajar, por la mejoría del equipo industrial. Lo representó al igual, el llamado aguinaldo pascual de Arturito Hernández.

Lo representó la ganancia. en la venta que establecí en la ley 20 de 1941, a favor de los trabajadores, de la zafra financiada, que produjo cerca de tres millones de pesos, que en mi enmienda, dedicaba a la Creación del Retiro Azucarero. Lo representó el subsidio de seiscientos mil pesos del Estado, que llevé por primera vez en un seguro social, al Retiro Tabacalero, para afianzar los fondos de la segunda de nuestras industrias y rendirle tributo a la labor histórica del tabaquero en la guerra independentista. Habría mucha legislación que señalar sobre este tema, me limito ahora a la Ley de Comercio Libre y Urbanización de Bateyes, de mi iniciativa, que sancionara Carlos Prío, que obligaba a la industria a urbanizar el batey, dotarlo de calles, acueductos, escuelas, dispensario, etc., que necesariamente salían de las ganancias del hacendado.

FIN

Eduardo Suarez Rivas
Tomado de su libro
Los Dias Iguales

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