Cuba, España y los Estados Unidos | Organización Auténtica | Política Exterior de la O/A | Temas Auténticos | Líderes Auténticos | Figuras del Autenticismo | Símbolos de la Patria | Nuestros Próceres | Martirologio |

Presidio Político de Cuba Comunista | Costumbres Comunistas | Temática Cubana | Brigada 2506 | La Iglesia | Cuba y el Terrorismo | Cuba - Inteligencia y Espionaje | Cuba y Venezuela | Clandestinidad | United States Politics | Honduras vs. Marxismo | Bibliografía | Puentes Electrónicos |



Organizacion Autentica

Consejo Revolucionario Cubano
8 de Abril 1961

 

El cataclismo que conmueve a la Patria en sus mismos cimientos se produce por la desaparición total de los derechos inherentes a la persona humana; por la subversión de las instituciones democráticas; por la ruina de la economía nacional que engendra el empobrecimiento colectivo; por el sometimiento de la nación a una potencia extraña, que, en su afán de dominio, esclaviza pueblos y afrenta a la Humanidad.

Concentrados todos los poderes del Estado en las manos del demagogo más insolente que ha conocido América, escarnecida la Justicia, abolida la Libertad, entregada sangrante la Patria a la voracidad de Rusia y dedicados los gobernantes predicar el odio y el exterminio, no queda a los cubanos otro camino que responder a la guerra declarada contra nuestro pueblo generoso y valiente con la guerra necesaria y justa que ordenó Martí para la reconquista del derecho a vivir y a vivir con honra y libertad; para alcanzar de nuevo la independencia nacional; para demostrar al mundo el altivo orgullo de ser descendientes legítimos de los fundadores de la Patria; para cumplir con el indeclinable deber de enfrentarse a los usurpadores de la soberanía; y para nivelar de modo cierto las desigualdades sociales En una palabra: para instaurar en Cuba, de modo permanente, un régimen de Democracia en que funcionen efectiva y armónicamente la Libertad y la Justicia Social.

No somos contrarrevolucionarios. Somos revolucionarios en contra de quien defraudó a todo el pueblo que aspiraba y aspira a mejores condiciones de vida y que ha sido conducido por el fidelo-comunismo a la más terrible miseria. Fuimos revolucionarios que luchamos contra el régimen anterior que aniquilaba el país para el provecho de una minoría ávida de oro y de poder; y estamos también, con identicas convicciones, contra el actual que, traicionando la nación, provoca la ruina más espantosa.

Destruido el régimen de la libre iniciativa y fracasadas todas las improvisaciones oficiales, nuestra Patria se enfrenta a la peor crisis de su historia. La riqueza nacional ha cedido el paso a la miseria colectiva, porque todos los recursos se utilizan en equipos bélicos, material de propaganda e instrumentos represivos para sostener el régimen contra la voluntad del pueblo y exportar revoluciones a otras tierras de América.

Por esa crisis, criminalmente producida en el torpe afán de implantar el comunismo, han debido rebajar salarios y aumentar jornadas de labor; producir cesantías y disminuir días de trabajo, sustituir empleados y obreros con miembros de las Fuerzas Armadas, cerrar fuentes de trabajo e impedir que se planteen reivindicaciones obreras. Por esa crisis, que halla su causa única en la traición a los postulados de la revolución, el pueblo sufre privaciones enormes.

Fidel Castro traicionó a los estudiantes al suprimir la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, uniformar la cultura y someterlos a una dirigencia que impone acuerdos, armada de metralletas.

Traicionó a los obreros al suprimir la libertad sindical, convertir sus organizaciones en agencias políticas del gobierno y obligarlos a pertenecer a las odiosas milicias.

Traicionó a los campesinos, a los que no ha hecho propietarios de la tierra que trabajan, forzándolos a integrarse en las comunas del Estado. Traicionó a los propietarios de tierras, haciéndolos víctimas del despojo más inaudito.

Traicionó la prensa de Cuba, al suprimir la libertad de expresión y apropiarse de todos los órganos de publicidad.

Traicionó la escuela cubana, convirtiéndola en centro de adoctrinamiento comunista en la que se envenena el alma de los niños, inculcándoles el odio, enseñándoles a ser delatores, destruyendo sus sentimientos cristianos y deformando las tradiciones cubanas.

Traicionó a los creyentes, a quienes prometió respeto por los valores espirituales, desatando más tarde una impla-cable persecución contra las ideas y prácticas religiosas de la inmensa mayoría del país.

Traicionó a los jueces y magistrados al impedirles el ejercicio del sagrado ministerio de impartir Justicia

Traicionó a los heroicos combatientes que fueron sus seguidores voluntarios en la aspiración de hacer una Patria con todos y para el bien de todos, para entregarla al comunismo.

Traicionó a los profesionales al presentarlos ahora como adversarios del pueblo, al allanar sus colegios para imponer-les el sometimiento absoluto a las directrices del gobierno comunista.

Traicionó a las naciones que forman la patria común, al renegar del sistema interamericano de derecho.

¡Traicionó a Cuba!

El saldo de esas traiciones, de esa angustiosa realidad, ha sido tiranía, miseria, esclavitud.

Por eso nos lanzamos de nuevo a la lucha.

Ratificamos nuestra decisión irrevocable de asegurar a todos los cubanos el ejercicio pleno de sus derechos en un ambiente de armonía y concordia.

Venimos a librar esta guerra para que desaparezcan de una vez y para siempre las injusticias, el odio entre herma-nos y la desigualdad ante la ley. Para que nunca más funcione en nuestra Patria el paredón infame; para que solamente tribunales ordinarios de justicia sancionen las acciones antijurídicas.

A los trabajadores todos, pedimos que se incorporen a la lucha que les devolverá la democracia sindical y garantizará el mantenimiento de sus reivindicaciones y la reconquista del derecho a plantear y a que se resuelvan en justicia sus demandas más sentidas, después de tan largo período en que han visto postergadas sus legítimas aspiraciones.

Nadie deberá llamarse a engaño: ni comunismo ni reacción. Volveremos al imperio de las normas constitucionales; pero es bueno que se sepa que no habrá retroceso alguno a un pasado que combatimos.

El progreso del país está en razón directa del bienestar de los trabajadores y de los campesinos. El Consejo Revolucionario afirma que entre sus objetivos inmediatos está combatir la injusticia y terminar la miseria. Un alto nivel de empleo con altos salarios será meta de la nueva República.

Llamamos a los campesinos, asegurándoles que se establecerá un régimen agrario que les facilite la adquisición, en plena propiedad, de las parcelas que cultiven. A ellos decimos que no se les volverá a pager en vales, prohibidos por la Constitución; que se les proveerá de créditos a largo plazo y bajo interés para una refacción adecuada; que dispondrán de todos los medios efectivos para garantizar un precio mínimo a sus cosechas, propiciando la creación de cooperativas basadas en la libre decisión de sus integrantes; que a la mentira de los títulos ficticios que les ha entregando el castrismo sustituirá la verdad de sus reivindicaciones; la verdad de que sus hijos y los hijos de sus hijos podrán disfrutar de los bienes logrados con su trabajo fecundo.

A los desposeídos injustamente, aseguramos de modo enfático que les serán restituidos sus bienes; que no volverá a funcionar la filosofía del despojo y que toda expropiación hecha por razón de utilidad pública, interés nacional o beneficio social ha de ajustarse a las pragmáticas de la Constitución.

A los miembros del Ejército Rebelde, de la Marina nacional y de la Policía, que las huestes de la liberación se nutren fundamentalmente de sus compañeros de ayer; que serán ratificados en sus posiciones todos los que contribuyan al derrocamiento de la tiranía comunista y que serán ascendidos aquellos que lo merezcan por su heroísmo en la lucha. Organizaremos unas fuerzas armadas técnicas al servicio de la República, a las que podrán pertenecer todos los cubanos con vocación militar, de ayer y de hoy, con tal que puedan exhibir una conducta sin mancha.

A los milicianos, que no se tolerará persecución injusta por el solo hecho de haber pertenecido a ese ejército político; y que sus integrantes, no responsables de delitos, podrán incorporarse a los trabajos que desempeñaban y al ejercicio de todos sus derechos civiles.

A los estudiantes, que como los obreros, campesinos y profesionales vienen luchando tan heroicamente y con tanta vocación de martirio, decimos que las universidades volverán a disfrutar de su plena autonomía y que ellos no tendrán: en el futuro que abandonar sus estudios para tomar de nuevo las armas del insurgente.

A los cubanos todos, que una vez lograda la victoria sobre las fuerzas del mal, se restablecerá plenamente la Constitución de 1940, con las excepciones taxativamente fijadas en el Programa acordado de Unidad nacional.

Celebraremos elecciones generales dentro de un término improrrogable de dieciocho meses, después del derrocamiento de la tiranía. Promoveremos una activa política de reconstrucción de nuestra economía y de desarrollo industrial, agrícola, minero y turístico para lograr empleo pleno y la elevación del nivel de vida de nuestra población. Estimularemos las inversiones del capital privado, nacional y extranjero y daremos garantías a la libre iniciativa y a la propiedad privada en su amplio concepto de la función social.

Aseguramos el más absoluto respeto a la independencia del Poder Judicial, a cuyas decisiones habrán de someterse gobernantes y gobernados.

El castrismo aspira a extender el ámbito de su imperio a todos los pueblos hermanos. Los comunistas, cuya metrópoli es Moscú, dirigen sus más esforzados empeños al debilitamiento del sistema interamericano que ha sido hasta hoy valladar infranqueable a sus desenfrenadas ambiciones de poder en el Continente. Sabemos que está condenada al fracaso la política perniciosa de exportar revoluciones desde nuestra Patria sometida, porque sólo un ignorante o un megalómano puede desconocer que nuestra América ha sido y es hontanar inagotable de verdaderos revolucionarios en lucha incesante por el progreso y el bienestar de todos nuestros pueblos, dentro del sistema democrático- representativo.

A ellos decimos que nuestra guerra es para arrojar las hordas extranjeras de la tierra que vio nacer y morir a José Martí. Cuba, nuestra Patria atormentada, es hoy una colonia soviética domeñada al modo totalitario de los países de Europa y Asia que han caído bajo las garras de este nuevo Imperio de odios y miseria.

La amarga experiencia sufrida en carne propia nos permite reclamar con toda vehemencia el apoyo moral y material de los pueblos hermanos para expulsar de Cuba a los invasores, no sólo como acto de solidaridad hemisférica, sino también en prevención de futuros ataques a otras naciones del Continente. Sin ese apoyo decidido, frontal y vigoroso, nuestra victoria final, si bien segura e inevitable, no eliminaría el peligro de que otros pueblos hermanos padezcan los horrores y los crímenes que hoy sufren los cubanos.

Cubanos: la Patria está ocupada por un ejército extranjero al que sirven los que traicionaron la Revolución. Es mandato de los libertadores arrojar al tirano de nuestro suelo. Ellos dijeron que vivir en cadenas era vivir en oprobio y afrenta sumidos. Y tuvieron el coraje y la decisión de darnos esta Patria que nosotros tenemos que reconquistar.

¡A las armas, cubanos, que es preciso vencer para no morir asfixiados en la esclavitud!

Hay miles de cubanos, hermanados en el ideal, que luchan ya en las sierras y en los llanos contra los que vendieron a la Patria. ¡Únete a ellos! Es la hora de la decisión y de la victoria.

Invocando el favor de Dios, aseguramos que con la victoria vendrán la paz, la solidaridad humana, el bienestar general y el respeto absoluto a la dignidad de los cubanos sin excepciones. El deber nos llama a la guerra contra los verdugos de nuestros hermanos.

Cubanos: ¡A vencer! ¡Por la Democracia. Por la Constitución. Por la Justicia Social. Por la Libertad!

En Nueva York, Estados Unidos de América, a ocho de Abril de mil novecientos sesenta y uno.

CONSEJO REVOLUCIONARIO CUBANO
Dr. José Miró Cardona
Presidente

 

Dr. Manuel Antonio de Varona, Ing. Manuel Ray, Ing. Carlos Hevia, Dr. Antonio Maceo, Dr. Manuel Artime, Dr. Justo Carrillo.


Logo


Cuba, España y los Estados Unidos | Organización Auténtica | Política Exterior de la O/A | Temas Auténticos | Líderes Auténticos | Figuras del Autenticismo | Símbolos de la Patria | Nuestros Próceres | Martirologio |

Presidio Político de Cuba Comunista | Costumbres Comunistas | Temática Cubana | Brigada 2506 | La Iglesia | Cuba y el Terrorismo | Cuba - Inteligencia y Espionaje | Cuba y Venezuela | Clandestinidad | United States Politics | Honduras vs. Marxismo | Bibliografía | Puentes Electrónicos |



Organización Auténtica